¿Rosado? – a Víctor le parece gracioso el vestido rosado de
Alejandra, le queda perfecto, pero… ¿tenía que ser rosado?Mi amor, ¿qué pasó?, no sabía que vendrías de rosado, si me hubieses dicho, yo no hubiese utilizado esta camisa varonilmente rosada. Gustavo reniega para sus adentros.
Víctor le abre la puerta, ella sube delicadamente.
¿Y qué vamos a ver mi amor? No sé, tú dirás mi amorshito.
¿Puedo elegir? Claro, te lo mereces, hoy eliges tú la película. A ver –
Alejandra busca en Internet la cartelera -, quiero ver – Alejandra con entusiasmo
y Víctor con preocupación – quiero ver Resident Evil… ¡Six!
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Sebastián está en Evitamiento, el calor insoportable y la bulla
le hacen reflexionar que no solo el dinero es el obstáculo para recibir educación
de calidad, sino que también está la distancia. Está llevando un curso de
Historia Internacional en el Centro Cultural de la PUCP, y demora cerca de dos
horas para ir desde su populoso distrito hasta el exclusivo San Isidro.
Sebastián mira los autos, y reniega porque son esos
privilegiados propietarios quienes tienen gran responsabilidad de la congestión
que el alcalde – el Mudo Comunicore, By Pass y tantos – no puede solucionar.
Piensa en que todos los que tienen auto para uso personal deberían pagar un
impuesto que les inhibiera a mantenerlos.
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¿Me amas? Sí – responde Víctor con un beso. ¿Cuánto? Mucho.
¿Y cuánto mucho? Mucho, bastante, de aquí hasta el cielo. ¿Hasta el Cielo
nomás? Bueno del cielo hasta el más allá. Pero, ¿del cielo de arriba o de
abajo? – Alejandra loqueda a Víctor. ¿Cómo
es eso? No ves que hay un cielo para
arriba y otro para abajo, los chinos tienen un cielo y si una enamorada le
pregunta que hasta dónde lo ama, ese chinito dirá hasta el cielo y se estará
refiriendo al cielo de abajo. Pues no lo había pensado, ¿cuál cielo te gusta
más?
Víctor tiene a Alejandra de la cintura, pasan a la sala.
