Monday, January 7, 2013

El maestro


¿Tú maestro? – irónicamente pregunta.

Nadie felicita a un maestro por enseñar que dos y dos son cuatro. Se lo felicita, acaso por haber elegido tan bella profesión. Es loable ser maestro por esa buena voluntad de enseñar y que para honor del hombre son más numerosos los que tienen tal buena voluntad.

Es en este grupo de hombres que siempre habrá un valeroso que se atreva a decir que dos y dos son cuatro aun cuando al declarar eso se está condenado a muerte. Bien lo sabe el maestro. Y la cuestión no es saber cuál será el castigo o la recompensa que aguarda a ese razonamiento. La cuestión es saber si dos y dos son o no cuatro.

¿Tú maestro? – nuevamente se burla.

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