Thursday, April 3, 2025

Un manjar de pollito

El profesor Rivas baja las escaleras, dejó a los chicos de segundo haciendo lecturas, mira el portón de salida y allí está Gustavito y Jiren. Ellos le hacen señas con las manos y él se les acerca para saludarlos de mano.

-          Buenas noches profesor – los jóvenes coinciden con el saludo.

-          Buenas noches Gustavito, buenas noches Jiren. ¿Vinieron solos?

-          Sí, el papá de Gustavo nos estará esperando en la pollería.

-          Ok, entonces me esperan que aún no termino con algunos niños, solo quince minutos.

-          ¿Podemos ver? – Pregunta Jiren.

-          Claro, pueden sentarse atrás, estoy ayudando a los niños con el producto de la unidad que deben presentar la siguiente semana.

Jiren y Gustavito van detrás del profesor Rivas. Llegan al aula de Ciencias Sociales – que en realidad es la Biblioteca del Colegio, pero ellos siempre le han llamado así, aula de Ciencias Sociales, o aula del profesor Sebastián -, el profesor Rivas se voltea para preguntarles.

-          ¿Y han crecido algo?

-          No mucho, un centímetro creo, pero aún tenemos tiempo para crecer más – Jiren responde alegre.

-          No creo, yo dejé de crecer a los 18 – El profesor Rivas recuerda que cuando tenía la edad de estos jóvenes creía que crecería más, pero por el contrario algo le pasó a sus cartílagos de crecimiento y cree que en vez de ganar estatura cuando pasó los 20, perdió unos centímetros.

-          Pero me han dicho que uno crece hasta los 20, o hasta más tiempo después – Gustavo mira límpidamente al profesor.

-          Entonces hay que hacer ejercicio.

Jiren entra, pero Gustavito se queda afuera coordinando con su padre. El profesor Rivas se sienta en su mesa frente a los chicos de segundo, ellos tienen en sus manos el esquema que les facilitó para que hagan su infografía, les pide a cada uno los esquemas y les va preguntando qué han podido completar. Los chicos responden acertadamente, el profesor apunta en su registro lo que han logrado y les hace prometer para que se presenten en la exposición.  

Jiren recuerda su clase con el profesor de la academia, ha coincidido con lo que el profesor Rivas le está enseñando a esos muchachos: El feudalismo. Se interesa en escuchar lo que ellos le van respondiendo al profesor y se lamenta – para sus adentros – por qué no aprovechó cuando era estudiante del profesor Rivas.

-          Es que usted me daba miedo profesor.

-          Pero si yo te veía de lo más concentrado, miraba tu límpida faz y me decía, me está entendiendo, ahora le voy a preguntar… y me desilusionaba con la respuesta.

-          Es que usted me daba miedo y me ponía nervioso… - Jiren lo piensa y cambia de versión -, la verdad no le entendía nada profesor. Me gustaba escucharlo, pero no le entendía.

-          Qué desilusión joven Jiren.

Están comiendo pollo a la brasa, el padre de Gustavito los ha llevado a un restaurante llamado “Leña y Carbón”. Siguen conversando.

-          ¿Y a quiénes has visto Gustavito?

-          A nadie profesor – luego se contradice -, a tres compañeros aparte de Jiren. Vi a mi compañera Karen, me contó que está estudiando para ser Cheff en un instituto de por aquí nomás. También vi a una chica de otra promoción, una blancona que no me recuerdo su nombre, creo que se apellida Sanchez. Conversé con su engreída profesor, con Lucía, creo que me dijo que está estudiando psicología.

-          Entonces podrá tratarme – el profesor Rivas lo dice medio en broma, medio en serio, pero lo serio no lo entienden los jóvenes.

-          Que bueno que los chicos de la promoción estén estudiando profesor, ahora los padres están apoyando a sus hijos, si no quieren ir a la universidad al menos deben ir al instituto por una carrera técnica – comenta el padre de Gustavito.

-          Así es señor, pero esto depende mucho de los padres, los tienen que animar y apoyar.

-          Sí, por eso yo le he dicho a Gustavito que estudie, que le voy apoyar, al menos que sea profesor – el Sr. Alvarado no se da cuenta que está haciendo mella a la humilde profesión del profesor Rivas.

El profesor Rivas sonríe diplomáticamente y le da un bocado a su pollito, está muy agradecido y también emocionado por el gesto de Gustavito, Jiren y el Sr. Alvarado, el pollito se hizo un manjar por la compañía de la gente que lo aprecia.




 

Monday, November 25, 2024

En esa misma esquina

Sebastián se queda parado, voltea la cara y espera que la combi se pare para no ver la escena de los dos jovencitos. Ellos estaban en el mismo lugar que muchas veces se despidió de Alejandra.

- ¿Amarte a ti? Mira, tú eres un animalito, eres como mi gatita que aún no tengo, pero pienso tener algún día. Eres como ese animalito, precioso desde luego, pero no más que eso. Solo amo a Elizabeth, a ella la amo con toda mi alma.

- ¿Y cómo puedo conseguir que me ames con toda el alma? – Alejandra sonríe.

- ¡Cállate! Hablas de cosas que no puedes entender. El amar con el alma está muy lejos de tus juegos carnales.

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Recuerda la última vez que se despidieron, Alejandra le dio un beso inocente que él no supo corresponder, ella le terminó y él no dijo nada porque no la amaba, al menos pensaba que no la amaba, pero estaba caminando en sentido contrario al Edén.

Pasaron los días y de pronto recordaba a Alejandra, terminaba su trabajo y al llegar a esa esquina se le hacía un nudo en la garganta, recordando a la jovencita que le esperaba.

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- ¡Viejito! Te traje chocotejas. Las hice yo misma, ¡te van a encantar!

- ¿Otra vez por aquí? ¿Y tus clases?

- Ay, me aburren. Ahora tenemos “Negocio Jurídico” con el profesor García.

- ¿Y así piensas ser abogada?

- ¡Ni loca! No quiero trabajar como abogada. Voy a administrar la empresa de mi papá y ganaré mucho más de lo que ganas tú como profesor.

- Qué suerte la tuya. ¡Qué envidia de futuro!

- ¡Jajajaja! ¿Ves por qué siempre vengo? Para alegrarte un poquito la vida.

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Pero la razón ganó al corazón y dejó a Alejandra en esa misma esquina.  



Sunday, November 17, 2024

Carta para Luis Alberto Palmera

Estimado Luis Alberto Palmera,

Espero esté todo bien en tu viaje al sur, cada vez te envidio más.

Gracias por recordarte de mi cuando fuiste a la más famosa librería de Buenos Aires, no te preocupes por no comprarme ningún libro con el pretexto de que no sabías què podías comprarme, igual sé que eres lo suficientemente mezquino como para traerme un souvenir.

Yo ahora aquí tomando mi refresco de maracuyá, que lo hice a la hechura antigua, como lo hacía mi tía abuela, la madrastra de mi madre. He almorzado una causa rellena de pollo, pero no te confundas, eso de “relleno” puede sonar como mucho, la verdad es que fue un poco de pollo.

Espero que no suene a reproche, aunque sí es un reproche, pero espero que suene algo más literario: Espero que seas feliz con tus viajes de ñaña Burgués.

Quizás me dirás que trabajas duro y estudias casi todos los días y por eso no puedes ser burgués. No te creo. Nunca te gustó trabajar y tampoco estudiar, solo lo haces porque tienes tiempo y dinero.

Me has sorprendido al decirme que estás leyendo “Ficciones” de Borges y que incluso te fuiste a visitar el barrio de Bustos Domecq, creo que tú y Borges no tienen nada en común, quizás lo estés leyendo por el nombre del libro, porque lo que vives es una ficción como cuando me contaste lo que te pasó con el moreno brasileño en el conversatorio en Valencia para el que fuiste, viaje pagado por tus apañadoras hermanas.

Yo te diré que he estado leyendo la vida de un tal Henry Morgan, un galés, un corsario, un amante del mar y los primeros capítulos me ha recordado tu humilde cuna y tu afán deshonesto de hacerte rico. Espero no lo logres, eso de ser rico, porque ahora que solo eres un clasemediero no te importa en contestar sino cuando te da la gana, y casi nunca te da la gana, mis escritos, qué será cuando llegues alcanzar tu obsesiva ambición de tener millones de dólares.

De todos modos deseo que te vaya bien y qué bueno que estés leyendo, quizás y algo puedas cambiar para bien. Quería pedirte un favor, pero ya te lo pediré cuando vuelvas a Lima, ¿volverás verdad?

Te recomiendo que tiendas la cama y acomodes el lugar donde vives, espero te portes decentemente y no estés al acecho de nadie. Sé feliz siendo bueno.

Tu amigo,

Federico Atroyis.



Saturday, July 6, 2024

Sebastián leyó los poemas del joven de los Andes

 Mira la pantalla y lee los poemas del joven de los Andes, le cae una lágrima, es una por lo sensible de esas palabras, pero también es por la tristeza de que no podrá escribir así, porque no vivió algo así como para hacer un poema que hable de una bonita primera vez… sobre todo porque nunca para él hubo una bonita primera vez.  

El joven de los Andes tiene la suerte de poder contar las emociones de una juventud pasada, del temblor de un delgado cuerpo al abrazar a su pequeña dama, besar su frente, y mirar el horizonte temiendo y queriendo enfrentarse a ese miedo por ese primer amor bonito.

¿Y qué puede contar nuestro payaso triste?, quizás del primer rechazo, rechazo largo que muchos años le costaron, acaso de su amor de años redondos que siendo joven no floreció.



Saturday, December 16, 2023

Estás distraída

Se ha puesto nerviosa, otra vez, que el celular ahora está con poca batería, no tiene el cargador y ya es la una, el profesor entrará pronto y saludará cordialmente, pero sentirá que lo está diciendo con fuerza y como preguntándose – para sus adentros - ¿Cuántos estarán solo aquí por la asistencia?

Marianita recuerda haberlo visto el año pasado: Es un señor de tez oscura, lleva lentes, no es gordo ni flaco, tiene un tono como que estuviera amargado por algo, seguro se habrá molestado con algún chico malcriado o flojo, no sonríe, no le he visto sonreír, pero ahora en el WhatsApp su voz es melodiosa y, aun así, sigue dando miedo.

Marianita escribe, buenas tardes profesor, el profesor no responde, él saludó primero y dejó el tiempo suficiente para que todos le respondan, luego de los dos minutos todos deben escuchar los audios y responder a las actividades, no hay tiempo ni recursos para buscar en Internet, se le responde al profesor con ideas claras del pedazo de historia que está comentando.

Jhon Rowe, escribe Marianita, tranquila porque todos responden lo mismo y ella fue la segunda. El profesor les manda el audio felicitando a los chicos y presenta una imagen incompleta de la periodifición de Horizontes e Intermedios, para que lo completen con los nombres de las grandes culturas andinas: Chavín, Tiahuanaco – Huari e Incas. Marianita responde rápido, y nuevamente acertó, ella sonríe, se le ilumina los ojos, va por el tercer punto.

Por su agricultura y ganadería. Marianita ve que todos están respondiendo lo mismo que ella, seguro que Carito se ha copiado, hace rato que responde poco después de ella y siempre lo mismo. No es correcto, el profesor manda el audio: El criterio es el estilo de cerámica. Marianita se pone triste, ahora no tendrá AD, pero irá por la A.

La última pregunta es criterial, Marianita no sabe qué hacer, quisiera poner la pregunta en google, pero teme que se apague el celular y no pueda despedirse del profesor, se le hace difícil contestar, el profesor ya les ha dicho que comiencen por las palabras claves, si la pregunta es “Por qué”, responde “porque”, pero no entiende la pregunta aún, tiene que poner una razón, pero no la encuentra en su alterada mente que está pensando que está a punto de perder la “A”, vuelve a los audios del profesor y no los entienden, le suena, “SORDERA VERBAL”; se asusta, escucha, “NO ESTÁS ENTENDIENDO”; escribe, pq y no puede seguir. Va a otro audio de explicación, pero lo que escucha es, “ESTÁN DISTRAÍDOS, POR ESO NO RESPONDEN RÁPIDO”.

El profesor escribió la raya de finalizado, manda el audio despidiéndose y deja una actividad en el blog.

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Marzo del 2023.

El profesor Rivas entra y dice, SAYARIN. Los estudiantes se ponen de pie – el profesor ya les indicó cómo se hace. INMAYNAYAN CACHANQUI, el profesor saluda, porque siempre el que llega saluda. INMANAYAN AMAUTA, los jóvenes responde. A Marianita le brillan los ojos, este año el profesor Rivas será el tutor de su sección. 



Thursday, June 29, 2023

La postulante

Sebastián escucha a la postulante, una mujer que debe estar en sus primeros treinta: Decidí ser maestra porque tengo vocación de servicio y si volvería los años atrás volvería a elegir esta carrera. La postulante le sonríe y agacha la mirada, cosa que le recuerda los gestos de Azul. Es usted joven, personalmente hablando, ¿cuáles son sus aspiraciones?

La postulante responde, Sebastián escribe para tener mejor criterio de evaluación, pero en este momento solo la juzga por sus gestos. Tiene una tendencia a imponer su voz, es coherente al hablar, aunque responde con una olímpica capacidad de flotar. ¿Será que está coqueteando conmigo? Es tan bella como Azul, pero en Azul hay algo de desesperado, de heroico y al mismo tiempo de necesario para quererla. Esta joven lo tiene todo, por sus ropas y ademanes se puede dar cuenta uno que goza de mamitis. Azul no tiene la suerte de estar cerca de las faldas de su madre.

Sebastián se levanta, le da la mano a la postulante y la acompaña con la mirada hasta que ella desaparece de su vista. La profesora Mávila comenta como para ella misma: No me gusta el yoísmo, podrá estar muy capacitada, pero eso de que ella lo puede todo, eso no va conmigo. Sebastián pensaba darle todos los puntos, puesto que respondió con coherencia y además le habló de literatura dando ejemplos que coincidieron con las obras que había leído, pero tras el comentario de su colega, tendrá que ir por el promedio.

Lo siento profesor, pero me tengo que ir, yo aquí le dejo la calificación que le hice a esa postulante, confío en usted para que termine la rúbrica y se lo pase a la directora. La profesora Mávila se pone el elegante sacón y sale llevando consigo la taza donde tomó su café. Sebastián coge su celular y busca la foto de Azul para contemplarla en tanto tiene ese espacio libre. Lucha para no escribirle ni timbrarle.

Mientras escribe, el joven Kevin se le acerca con la reverencia que es costumbre de los niños de primero.

(-) Profesor, ¿hoy hará clases de reforzamiento? – Kevin es el más interesado de su salón.

(-) Claro, en cinco minutos estoy en el auditorio, ¿cuántos niños se han quedado?

(-) Cuatro profesor, los demás piensan que como usted está trabajando de otra manera, ya no habrá clases de reforzamiento.

(-) Pues yo les he dicho que sí voy hacer las clases de reforzamiento. Por favor, baja y diles que me esperen, ya estoy bajando.

(-) ¿Qué vamos a estudiar hoy?

(-) Seguimos con nuestra lectura de cultura clásica, hoy vamos a charlar sobre Alejando Magno y el helenismo.

(-) Ya profesor – Kevin entusiasmado -, ahora les digo a mis compañeros.

Sebastián termina con el documento, agarra sus cosas y baja al auditorio. Se da con la sorpresa que la postulante está sentada en la dirección. Ella se le acerca.

(-) Quería preguntarle cuándo será la clase modelo – la postulante le hace el mismo gesto coqueto.

(-) Pregúnteselo a la directora, ella es la que debe hacer el cronograma.

(-) Ay, pero está ocupada, pensé que usted podría ayudarme.

(-) No se preocupe, al igual que se le ha comunicado con tiempo para la entrevista, también se le enviará un correo para su clase modelo.

(-) Pero me darán tiempo para poder preparar mi clase, me darán el tema y la sección con quien voy hacer la clase. ¿Hay la posibilidad que converse con los chicos antes de hacer la clase modelo? Quisiera conocerlos como para darme una idea de ellos.

(-) No, eso no es posible, pero sí le alcanzaremos el tema y el grado con quiénes hará la clase modelo.

Sebastián ve a Kevin que está esperando en el auditorio.

(-) Tenga buenas noches – Sebastián le ofrece la mano a la postulante.

(-) Buenas noches profesor – la postulante le responde acercando su rostro para un beso.  

Thursday, June 22, 2023

La mejor versión de Sebastián


Sebastián se desnuda, mira frente al espejo su escuálido cuerpo, agacha la mirada y mira su sexo. Ironiza, “quizás sea que no le gustó lo que vio, quizás sus expectativas eran más grandes”. Se mete a la ducha y toma el baño, se da tiempo para sentir la lluvia cayendo sobre su cuello, siente el contraste del calor de su cuerpo y el frío del agua, como ese contraste que hicieron al juntarse sus pies cálidos con los fríos pies de Azul.

Masculla, te amo; dice quedito, te amo; llora amargamente, te amo Azul. Recuerda al guerrero que no llevaba su caballo de la rienda durante los combates, sino que blandía el sable con la mano derecha y disparaba su revólver con la zurda. Parecía un diablo rojo y triste, gestado en los andes peruanos y pulido en el desierto de Lima. Sebastián compara la bravura inútil de la lucha de ese guerrero, con su constancia para rogarle por amor a Azul. Todo estaba vencido para el guerrero, él lo sabía; todo está perdido para Sebastián, él también lo sabe. El guerrero andino sabía que perdería su vida, el profesor Sebastián ya ha perdido varias veces, ahora va por la cuarta vez, así se lo ha dicho Azul.

Es una pena que Azul no podrá conocer la mejor versión de Sebastián, no sabrá sobre lo honesto de este profesor peruano de escuela pública, no sabrá lo buen hijo y hermano que dicen sus padres y hermanas que es, tampoco tendrá la dicha de estar con él en un viaje a los andes tropicales, quizás Azul ni se entere de los cuentos que ha escrito Sebastián para ella. En cambio, él sí conoce la peor versión de Azul, esa versión de orgullo, de sentirse superior a uno, de la que supuestamente es más fuerte, pero no tiene fuerza porque no es ella la que dice NO, es un tonto orgullo que dice NO, porque ella grita desde sus entrañas, desde la intimidad de su sexo, Sí.

Las lágrimas de Sebastián discurren con el agua de la ducha.

Es la peor versión de Azul, esa en que piensa que es mejor quedarse sola, que lo que le pasó fue suficiente para no volver amar, que para qué hacerse problemas con alguien si es que ya se va de Perú, palabra que le retumbará como también el nombre de Sebastián cuando escuche de lo grande de este país hospitalario y cuando sepa algo del buen maestro que seguro que disfrutará su mejor versión con otra.

Ella recordará el día en que decidió dar un paso, pero que la promesa de Sebastián de no tocarla hasta más allá hizo que no se consumara lo que tanto deseaba. Y al recordar ello, se lamentará por no haberle pedido a Sebastián que siga, que avance tanto como ella deseaba. Pero es pena, vergüenza, es un falso orgullo de son sentirse nuevamente de otro, por ese prejuicio es que se está perdiendo la mejor versión de Sebastián.