Estimado Luis Alberto Palmera,
Espero esté todo bien en tu viaje al sur, cada vez te
envidio más.
Gracias por recordarte de mi cuando fuiste a la más famosa librería
de Buenos Aires, no te preocupes por no comprarme ningún libro con el pretexto
de que no sabías què podías comprarme, igual sé que eres lo suficientemente
mezquino como para traerme un souvenir.
Yo ahora aquí tomando mi refresco de maracuyá, que lo hice a
la hechura antigua, como lo hacía mi tía abuela, la madrastra de mi madre. He
almorzado una causa rellena de pollo, pero no te confundas, eso de “relleno”
puede sonar como mucho, la verdad es que fue un poco de pollo.
Espero que no suene a reproche, aunque sí es un reproche,
pero espero que suene algo más literario: Espero que seas feliz con tus viajes
de ñaña Burgués.
Quizás me dirás que trabajas duro y estudias casi todos los
días y por eso no puedes ser burgués. No te creo. Nunca te gustó trabajar y tampoco estudiar,
solo lo haces porque tienes tiempo y dinero.
Me has sorprendido al decirme que estás leyendo “Ficciones”
de Borges y que incluso te fuiste a visitar el barrio de Bustos Domecq, creo
que tú y Borges no tienen nada en común, quizás lo estés leyendo por el nombre
del libro, porque lo que vives es una ficción como cuando me contaste lo que te
pasó con el moreno brasileño en el conversatorio en Valencia para el que fuiste,
viaje pagado por tus apañadoras hermanas.
Yo te diré que he estado leyendo la vida de un tal Henry
Morgan, un galés, un corsario, un amante del mar y los primeros capítulos me ha
recordado tu humilde cuna y tu afán deshonesto de hacerte rico. Espero no lo
logres, eso de ser rico, porque ahora que solo eres un clasemediero no te importa
en contestar sino cuando te da la gana, y casi nunca te da la gana, mis
escritos, qué será cuando llegues alcanzar tu obsesiva ambición de tener millones
de dólares.
De todos modos deseo que te vaya bien y qué bueno que estés
leyendo, quizás y algo puedas cambiar para bien. Quería pedirte un favor, pero
ya te lo pediré cuando vuelvas a Lima, ¿volverás verdad?
Te recomiendo que tiendas la cama y acomodes el lugar donde
vives, espero te portes decentemente y no estés al acecho de nadie. Sé feliz
siendo bueno.
Tu amigo,
Federico Atroyis.