Sebastián timbra, una, dos y tres veces. ¿Estaré
molestando?, piensa. Se apresura en alistarse para ir al encuentro de Estefany
ya son las ocho y media, el concurso comenzará a las nueve.
Estefany mira el celular, se da cuenta de las llamadas de
Sebastián, pero no responderá. Si no viene, no le responderé hasta diciembre,
se promete.
Sebastián pide una leche con soya y dos panes con palta, sin
sal y en pan integral como lo decidió la señora de los desayunos. Toma la leche
de un tirón y se lleva los panes para comer en el viaje. Al salir ve un anciano
que vende bolsas de basura, paga un sol por un paquete de diez bolsas que
seguro contará, después, ocho.
El taxista es muy amable, pero va lento. Sebastián le pide
permiso para servirse sus panes y le ofrece uno, el taxista – buena gente – no acepta
y asienta a que continúe con su desayuno, mientras le va contando sobre sus
cuatro hijos varones y la coincidencia que su amante – Sebastián deduce que es
la amante del conductor – tiene cuatro hijas. Es que la vida debe ser
complicada con cuatro hijos, por eso ese pobre hombre tiene que trabajar de mil
oficios, es carpintero, vende chucherías en las campañas escolar y navideña y
hace taxi. No es un hombre muy mayor para decir que viene de la generación que
tenía tiempo, fácil tendrá cuarenta, pero no es egoísta con su tiempo, viaja
como si estuviera con un amigo, y solo cobró veinte soles de cono a cono.
*****
(A) ¿Por qué Laura está molesta?
(E) No sé, ¿usted sabe director? – Estefany se hace a la
desentendida.
(A) Laura dice que le has ofrecido dos puntos a los de
primero para que voten por el video de tu pre.
(E) Es mentira…, les he ofrecido tres – hace mueca y le sonríe
a don Aurelio, él también le sonríe cómplice.
Laura mira desde lejos a Estefany, la odia, siente que la
odia, pero esta en la zona caviar, con la movida cultural, así que sonríe lo
más hipócrita posible y mueve sus deditos saludando así nomás.
Don Rómulo saluda a los jueces, Estefany les va recordando
los nombres, son personalidad, el gran arqueólogo sanmarquino, la escritora
especialista en temas de género, el promotor del programa cultural Rupay Rupay,
ya debería conocer a todos ellos, pero no le interesa, no le interesa la
cultura, solo le interesa los réditos de una buena imagen de su corporación
educativa.
(A) ¿Así que estos son los de la movida cultural?, no podré
acompañarlos a comer, así que te encargas tú.
(E) Encantada – Estefany esta súper encantada, tendrá “la
débito” para gastar como soberana.
Don Aurelio sube al estrado para dar sus palabras, Sebastián
entra al auditorio, chocan miradas. Este pobre también será de la movida
cultural, piensa don Aurelio. Me hubiese demorado un poco, ahora estoy obligado
a escuchar sus simplezas, don Aurelio; le responde imaginariamente Sebastián.