El domingo que te vi en el mercado, pensé que no te acercarías. Pensé que al verme cambiarías de rumbo, por ello te dí la espalda para que no te sientas mal porque me di cuenta que pasarías por mi lado. Seguimos luchando por no encontrarnos, sé que sufres como yo porque no podemos amarnos.
Sin embargo te acercaste, me saludaste así nomás, te sonreí y tú a mí. Nos miramos, no supimos decirnos nada, y después de aquellos segundos desaparecí:
- Bueno, ese es mi carro, ya me tengo que ir.
- ¿A dónde vas?
- Al museo, espero verte pronto.
- Claro…
Igual, no he dejado de quererte un solo día. Quizás tú sí, pero yo no. Estoy contigo aunque estés lejos de mi vida, lo he aceptado por tu felicidad aunque sea a costa de la mía. Quiero que seas feliz, aunque no sea conmigo.